miércoles, 21 de mayo de 2008

Augusto Monterroso


La fe y las montañas
de Augusto Monterroso
Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios. Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.
La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio. Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de fe.
(Mini cuento completo)

Que buen blogger hubiera sido Monterroso, cuantas veces se considera estúpido a quien habla poco, aunque tenga mucho que decir, cuando lo verdaderamente estúpido, es hablar mucho cuando se tiene muy poco que decir.

Augusto Monterroso fue premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2000, "el gran hacedor de cuentos y fábulas breves" falleció el 7 de febrero de 2003, es considerado el autor del relato más breve:
"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí".


lunes, 19 de mayo de 2008

Mi tío Antonio

Retrato realizado por Juan de Ávalos para la portada del libro, "Antonio Ayora y el Aula de Teatro del Instituto San Isidro de Madrid (2002)

Como en todas las familias, en la mía también había un personaje que se iba de los cauces, antaño marcados como socialmente correctos.
La verdad es que lo conocí poco, el vivía en Madrid y yo en Valencia, pero dejó una profunda huella en mí y en mi forma de ser, murió pronto, cuando yo todavía no tenía carnet de conducir, lo cual posiblemente nos hubiera acercado un poco más.
Mi tío Antonio era hijo de un hermano de mi abuelo materno, eran originarios de Teruel y tanto mi tio-abuelo Antonio, al que no conocí como mi abuelo, Modesto, supieron abrirse camino en la vida. El traslado a Madrid de la familia de mi tío se debió a los negocios de su padre, que lo llevaron a vivir en un chaletito de la Ciudad Lineal.
Mi tío empezó a estudiar ingeniería de caminos hasta que un golpe adverso en los negocios de su padre le obligaron al abandono de la carrera, lo que le hizo tocar muchos palos, entre ellos el teatro, al cual se aficionó de la mano, primero de Cipriano de Rivas Cherif y después de Federico García Lorca, trabajando en la Barraca, llegó la guerra afiló la pluma y aprovechando la experiencia adquirida trabajó para el comisariado del Ejercito Republicano. Derrotada la República fue huésped de los presidios del "nuevo régimen", condenado a muerte, le fue conmutada la pena por trabajos forzados en el Valle de los Caidos, donde trabó amistad con Juan de Ávalos, amistad que conservó siempre.
Terminada la condena retomó los estudios pero con una orientación completamente distinta a la inicial, filosofia y letras y un puesto en el Instituto de San Isidro de Madrid le llevaron a crear un Aula de teatro del que salieron muy buenos y conocidos actores.
De mi tío Antonio aprendí la constancia en la lectura, todos los años, desde que tengo uso de razón y hasta su muerte, esperaba con avidez el 12 de junio y el 5 de enero , víspera de nuestra onomástica y de reyes fechas en las que invariablemente el cartero notificaba la llegada de un paquete postal, que como no podía ser de otra manera, contenía una extensa carta y libros, libros que como buen docente sabía elegir, iban adaptándose a mi edad y hacían despertar en mi el interés por la lectura. Pocas veces tenía noticias de él a lo largo del año, alguna visita fugaz durante el verano y algún comentario telefónico con su hermana, mi tía Adela y que casi siempre se circunscribía a ¿Qué sabes de Antonio? contestado con el consabido "está bien, metido en sus cosas".
Cuando tenía quice años y el segundo sueldo en el bolsillo, el primero lo di de entrada para comprarme la Espasa, quedé con él en Madrid y tras cinco horas de viaje en autobús llegué a la capital y con tan excelente guía descubrí el Prado, el Círculo de Bellas Artes, el Ateneo y cuanto de interés era posible ver en tan solo tres días, también y con ese segundo salario fui a Casa Seseña, en la calle de la Cruz, donde me compré, aconsejado por mi tío, una capa española que todavía conservo y me pongo en ocasiones especiales. Tenía un afán de imitación muy grande de quién para mí era una persona excepcional y él era de la Asociación de Amigos de la Capa.
Fue la última vez que le vi, murió en silencio, casi en secreto, cuando nos enteramos ya estaba enterrado, de su casa recuerdo, sus libros, más de 15.000, algunas maquetas originales de las esculturas de Ávalos e infinidad de recuerdos de Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí, de Buñuel y de otros importantes intelectuales.
Como epitafio un artículo de Fernando Fernán Gómez en el dominical del País, después ausencia y silencio.
En el 2002 llegó a mis manos el libro "Antonio Ayora y el Aula de Teatro del Instituto San Isidro de Madrid", de Juan Aguilera Sastre, editado por el Centro De Documentación Teatral, mi tío había existido de verdad el mito construido de niño era como si se hubiera hecho real, poco después leyendo el libro "El tiempo Amarillo" (1990) de Fernando Fernán Goméz, me encontré con el siguiente párrafo: "Para suplir a los actores que no podían o no querían tomar parte en la turné se incorporaron otros. Uno de estos era un joven afín a la Barraca o a las Milicias Universitarias, Antonio Ayora, con el que durante la excursión trabé gran amistad. Nos unió nuestra afición a la literatura, muy poco extendida entre los cómicos de entonces. También me acompaño a visitar los monumentos del pasado de Valladolid, Palencia, Burgos, Salamanca y me orientó en ellos. Antonio Ayora era de familia modesta, pero un vecino suyo, pianista, había refinado sus gustos despertando en él la afición por las artes. Influyó mucho en mis lecturas y me descubrió nombres de autores para mí desconocidos. Tenía yo diecinueve años y el treinta, y había conocido a García Lorca. Esas circustancias le daban ante mí un enorme prestigio. Entre sus escritores preferidos hablaba de uno con particular entusiasmo, un rumano que se llamaba Panait Istrati, del que yo aún no había oido hablar. Quizas a la vuelta a Madrid me prestara alguna de sus obras, aunque hoy no lo recuerdo, pero la verdadera revelación de este autor me llegaría unos años más tarde."
Más adelante dice Fernán Gómez: "Ayora no me ocultó sus tendencias izquierdistas, muy próximas al socialismo. Se sentía, en primer lugar, partidario de la redención de los obreros, aunque no tenía muy buena opinión de ellos. Por eso, precisamente, pensaba que era necesario redimirlos, sacarlos del pozo de incultura en que estaban sumidos."
De repente, al cabo de los años descubría que mi tío no era solamente mio y eso me hizo sentir mucho mejor, su labor fue eficaz, otros también habían seguido sus consejos, habían encontrado en los libros una forma de redención, yo estoy en deuda y debía compartir los recuerdos que me quedan de él.

domingo, 18 de mayo de 2008

La ventana tapiada


¿Qué habrá tras la tapiada ventana?
No habrán miradas furtivas, no se aventará el olor al estofado, no se oirá el batir de la tortilla, no habrá una luz en la noche que de señales de vida, no entrará en la estancia el brillo de un nuevo día..., y el muro cerrado ¿servirá para colgar un cuadro de pintor desconocido con paisajes ignotos? ¿será apoyo de un mueble con ordenados libros nunca leidos? ¿tendrá el enchufe de una televisión para echar miradas al exterior sin moverse del sillón?...
De todas la pintadas que ensucian los muros con reivindicaciones, vivas o insultos, recuerdo una que me produjo bastante desasosiego, decía: "No queremos poder ver la TV catalana", no era un grito de libertad porque no querer ver algo, es tan legítimo como querer verlo, "no querer poder", es tanto como arrancarse los ojos para no caer en tentación, no hay nada tan absurdo como renunciar a libertades aunque no se tenga intención de ejercerlas.
Yo quiero todas las libertades que otros ganaron por mí yo quiero ganar libertades para otros, yo quiero abrir la ventana cuando sienta calor y cerrarla cuando tenga frio.

viernes, 16 de mayo de 2008

Joguet per a una festa, les falles


Els quatre elements de la festa

L´aire

La música,
una banda va
i una altra ve,
una dolçaina
i un tabalet.
So de música en viu
que no en mp3,
Paquito el xocolater
i el faller.
Do re la mi fa sol
sol fa mi re do,
a tant el músic
a tant l'acte,
Quant val l'art?
Què és una festa en silenci?
Un vetlatori.
Llenya al bombo
i que no acabe la festa!

El foc

La pólvora,
la traca,
el coet,
la carcassa,
estridència de guerra
en els temps de pau.
Senyor pirotècnic
Pot començar la mascletà!
El dia fer en la nit,
de mil colors,
de mils olors,
de mil amors.
l'estupit,
el rastrell,
la bengala,
el masclet,
el terratrémol,
el fum.
Oir-ho,
sentir-ho,
voler-ho,
Vull veure-ho!
No és l'infern,
és el goig embrutit del sentit.

La terra

El carrer,
Terra dels meus amors
recuperada,
xafada,
viscuda.
El cercavila,
l'ofrena,
la replegà,
sempre en el carrer
en el carrer la falla,
la revetla en la plaça
en la plaça i en el carrer,

els xiquets
de tots el carrer i la plaça,
els cotxes en casa.
Eixir de dins
viure fora.
la terra és poca quan tant s'ama,
Cap i casal
València és la terra,
Medina al Turab
la terra dels meus amors.

L'aigua

L'aigua i l'argila,
l'aigua i la escaiola,
modelar,
motlurar.
El cartó i l'aigua
aigua i pané.
Aigua que va beure l'arbre
arbre que va donar el seu tronc
per a cabirones.
Aigua i colors,
la forma dels cartons,
l'estructura de llistons,
ensalada de colors,
plantada està la falla.
Pluja fina,
només
Per favor santa Clara!
recorda't dels ous,
dos dotzenes més si no plou,
Que ploga el vint

no abans!

Tot el que vullgues...,
després.

Els quatre elements junts

Do re mi fa sol
al matí ix el sol,
sol fa mi re
la traca encendré,
do re la mi fa
la falla plantà.
Quatre elements són pocs,
pocs per a tanta festa,
no són pocs,
són tots.
Aigua i terra són fang,
de fang estem fets.
El foc encén el nostre cor.
L'aire és l'halet, la nostra vida,
la nostra vida són les falles,
les falles són la festa,
la festa per excel·lència,
les falles de Valéncia.


jueves, 15 de mayo de 2008

"Ciutat Vella" no es el Carmen

Plano del padre Tosca, 1704

Por el contrario el Carmen si es "Ciutat Vella". Existe una tendencia a confundir el casco histórico con el Carmen, tal vez por ser el barrio más conocido por sus lugares de ocio o por sus peculiares problemas o simplemente por desconocimiento del resto de tan amplio distrito.
"Ciutat Vella" es el centro de la antigua ciudad, comprende todo el espacio encerrado en el perímetro de la muralla construida en 1356. Valencia conservó los muros defensivos de la época musulmana que encontró el rey Jaime I en su conquista, si bien con las repoblaciones cristianas propiciadas por la concesión del fuero real hicieron que pronto quedaran las viejas murallas desbordadas por la población que fue creando e incrementado los arrabales. El nuevo recinto amurallado cristiano, fué construido durante el reinado del rey Pedro IV el Ceremonioso que dió orden al Consejo General de la Ciudad de construir un nuevo recinto, con el fin de abarcar toda la población. La nueva muralla, con un perímetro de unos 4 Km. triplicó la superficie interior, que pasó a terner 142 Ha. En ella se abrían doce puertas -distribuidas en Portals Grans y Portals Xics- que permitían el acceso a la ciudad. En su parte exterior la muralla estaba rodeada por un amplio foso y en la fachada septentrional recayente al río se reforzó mediante una serie de torres. Las murallas fueron construidas en muy poco tiempo por Guillem Nebot, pero fué tal la precipitación con la que se terminaron que al poco, se hicieron necesarias diversas actuaciones para preservar las mismas. La urgencia venia de la necesidad de fortificar la ciudad con motivo de la guerra con Castilla, conocida como la guerra de los dos Pedros, entre el rey de Aragón Pedro IV el Ceremonioso y el rey de Castilla Pedro I el Cruel.
Quien vea el plano actual de la ciudad, se dará cuenta de la huella que este recinto dejó en la trama urbana, pues bien, el Carmen viene a representar menos de la quinta parte de todo el distrito y es la zona que partiendo de las torres de Quart baja por la calle del mismo nombre y continuando por la calle de Caballeros hasta la plaza de Manises donde haciendo giro en ángulo recto sube por la calle Serranos hasta la plaza de los Fueros y de allí siguiendo lo que era la muralla por la calle de Blanquerias y Guillém de Castro hasta encontrarse nuevamente con la puerta de Quart, eso es el barrio del Carmen. Limítrofes con el Carmen están los barrios de La Seu, Mercat y Velluters o El Pilar, el resto de Ciutat Vella los forman los barrios de la Xerea, Sant Francesc y Universitat, algunos con una fuerte personalidad y peculiaridades en cuanto a edificios, historia e incluso uso de manera que forman un mosaico con teselas de distinto color y distinta forma.
Viene este rollo a contentar a quienes viviendo en el centro histórico, no viven en el Carmen y para quienes pasean la ciudad sepan que barrio pisan.



lunes, 12 de mayo de 2008

Disciplina urbanística

Plaça dels Porchets

La actual plaza "dels Porchets", distrito de "Ciutat Vella, barri del Mercat" tiene su nombre, al menos desde el siglo XVI, si bien la causa de que se le diera, desapareció hace casi 250 años.

De antiguo era una calle mal formada, pues su geometría estaba impuesta por la acequia de Rovella que por allí pasaba dándole esa forma curva que aún tiene, sumado a la estrechez que en parte conserva. Cuando se cubrió la acequia se provocó un desnivel de 6 ó 7 palmos que los vecinos aprovecharon para ampliar sus desvanes haciendo salidizos que apoyaban sobre el escalón formado, haciendo una especie de porchada de carácter irregular, pues unos eran más altos que otros , más estrechos o más anchos, según las conveniencias de cada cual, dando un aspecto desordenado y sombrío.
En 1762 siendo intendente y Corregidor de la ciudad D. Joseph Aviles y Iturbide, muy cuidadoso en el tema de policía y embellecimiento de las calles, determinó el derribo de los porchets pero sospechando la negativa de los propietarios y temiendo verse inmerso en una serie de pleitos que eternizarían el cumplimento de lo resuelto, convocó de noche a suficiente número de albañiles y peones con sus herramientas, sin darles conocimiento del trabajo para el que habían sido requeridos y así de madrugada fueron al sitio e hicieron el derribo con tanta diligencia que la primera noticia de muchos de los afectados fue que su desván había sido demolido.
Por supuesto los pleitos llegaron a derribo hecho, perdiendo los propietarios cuantos pusieron pues la ley amparaba lo ejecutado con el privilegio 122 de Jaime II, "Cobrir carrers, ni azucachs ningú pot, sols pena de 60 sous y derrocament de tal edifici, executadors per lo Mustaçaf".
En octubre de 1763 la acequia había sido desviada por la calle Aluders, el desnivel, nivelado, la calle ensanchada y los "agraviados" propietarios compensados por la revalorización de sus casas al estar en entorno más despejado y digno.
La calle ha tenido los siguientes nombres y ortografías, aunque siempre con el mismo significado: Portgets, Portgèts, Porchetes, Pórticos, Portgets de la Mercé, Maranchons, Maranjons.

Ayer 11 de mayo, festividad de la Virgen de los Desamparados, llovió y fue suspendida la procesión, primera vez que ocurre en 200 años.